lunes, marzo 30, 2009

TODA COPA DE VINO ES UN RÍO SILENCIOSO

El grandulón Li Po, al parecer ebrio, conducido por sirvientes.

Hace mil trescientos años que Li Po caminó, cabalgó y por supuesto, disfrutó de las delicias del trago a lo largo y ancho del Imperio Chino, a cuya cabeza se encontraba la dinastía Tang, célebre por el impulso que brindó a las artes. Seguramente su vida y, como se sabe, lo prolijo de su obra, quedarán fuera del alcance de toda pretensión biográfica, para quedar sueltos en los terrenos boscosos de lo imaginario.
fffffSe dice, de acuerdo con los datos que de él se tienen, que nació en la provincia de Shuiye, en el año 701. Su talento fue reconocido a muy temprana edad, se cuenta que a los diez años platicó con el emperador y éste lo reconoció como un geniecillo. A pesar de su conocimiento de las diversas disciplinas filosóficas, Li Po se sintió siempre, por disposición espiritual, mucho más cercano al taoísmo que al confucionismo. De ahí que emprendiera en su juventud el recorrido por las provincias, las visitas nocturnas a ermitaños, las travesuras a los monjes y largas charlas con la naturaleza, buscando el elemento más prodigioso en ella: la disolución, el eco extendido del silencio. Se conservan como testigos de su vida algo así como 1,100 poemas suyos, aunque se afirma que escribió más de diez mil. Lo que calla en los poemas perdidos, hechos agua entre las aguas del río Amarillo, nos obliga a pensar a Li Po en el silencio de los montes, en el revés de la cascada, en el amplio espectro sin sonido entre cada golpe de sílaba.
fffffEl idioma chino es monosilábico y su escritura es a partir de ideogramas. Cada uno de estos ideogramas dice y evoca mucho más, que una sílaba sencilla en cualquiera de las lenguas indoeuropeas. Por añadidura, el chino carece de elementos conjuntores, y los poemas clásicos se conforman como imagen de palabras, nombres y verbos, que en su disposición gráfica y rítmica se abren a la estampa, al festejo o al ejercicio pensante. Florecen.
fffff
Poema "Bebiendo bajo la luna" en escritura original y traducción silábica.


fffff¿Qué hay en el silencio entre ideograma e ideograma? Celebración, la parte inagotable del mundo que no puede decirse, y que si es dicha, se escapa por igual. El azar quizá, la abundancia más radiante. Así lo comprueban los poemas de Li Po, que fue un fundamental renovador de la lírica china de su época, y sigue siendo una figura referencial dentro de su tradición. Para los occidentales, su obra no deja de ser un regocijo, una fiesta extraída, a través de la dura labor de traducción, a una presencia cristalina y saludable que refresca. Grandes escritores se han visto encantados por el murmullo de vino que brota de su voz, entre ellos Ezra Pound, José Juan Tablada, Octavio Paz. En sus poemas se abre el mundo, así como quería el místico alemán Angelus Silesius, porque sí. Porque sí que es y debe ser tan caro a la poesía. A aquellos que no hemos visitado el lejano país, nos vemos afectados por una experiencia rebosante de sinceridad y desenfado. Abundan las celebraciones al vino. A la luna. Cada tallo de bambú, cada cascada, hierven de luz y plenitud. No faltan la risa y travesura, aunque también se expresa la nostalgia por el vencido, por el ausente, por el regreso eterno de la primavera. El recorrido por las aldeas, el alba. Si se quisiera empatar la filosofía de Li Po a alguna corriente occidental, podría decirse que se acerca más a un epicureísmo con licencias —que quizá sea el mejor. Aunque la palabra del Libro del Tao, raíz del mundo oriental y de la sabiduría china más antigua, es demasiado profunda incluso, para decirse, como sentencia su primer momento: “El Tao que puede decirse no es el Tao verdadero”
fffffLi Po se refugió con más intensidad en esta doctrina después de sus fallidas experiencias en la corte imperial, durante sus años de madurez, donde frecuentó los placeres cortesanos y disfrutó de una vida opulenta, de los cuales pronto se vio defraudado, al reconocer lo fútil y poco sincero de las actividades de la función pública, y el escaso interés de todos los administradores en trabajar por el verdadero bien del pueblo. Vícitma de conspiraciones, como nuestro buen Dante, sufrió el destierro. Ya muy cerca de sus años finales obtuvo el perdón del poder y se refugió en casa de un tío. Sospechamos que nunca dejó de escribir poemas, y es muy justo pensar que, sabedor de lo finito de todo acontecer, se complacía en escribir versos bajo el brazo blanco de la luna, para después arrojarlos al agua, o verlos dorarse en la fogata, como las despistadas luciérnagas. Verlos sumirse en el callar del mundo, de donde salieron y a donde pertenecen.
fffffLa leyenda cuenta que murió ahogado en el año 762, en una noche de embriaguez, queriendo abrazar el reflejo de la luna sobre el río. Puede ser y no. Aunque no es necesario un final tan romántico, para saber y sentir que Li Po es uno de los poetas más auténticos que han vivido. Yo me quedo con uno de sus poemas (que por cierto encuentra eco en un texto notable de José Emilio Pacheco, No me preguntes como pasa el tiempo), que atestigua la banalidad del poder humano, lo efímero que resulta todo hacer del hombre ante el cauce, a veces crispado y otras en sosiego, pero siempre erosionante, del devenir:


ffffffffffffffffffVISITA A LAS RUINAS DE YUE

ffffffffffffffffff Derrotados los de Wu,
ffffffffffffffffff el rey de Yue regresó triunfante.
ffffffffffffffffff Sus guerreros se cubrieron de seda.
ffffffffffffffffff Doncellas en flor llenaban
ffffffffffffffffff el palacio de primavera,
ffffffffffffffffff ruinas que cruzan hoy día
ffffffffffffffffff unas cuantas perdices grises.*


* Algunos de los datos de este texto, así como el poema Visita a las Ruinas de Yue, fueron tomados del libro Cien Poemas, Li Po, traducción, selección y prólogo de Chen Guojian, Ed. Icaria, Barcelona, 2002

martes, marzo 10, 2009


Hoy quiero compartir un poco de Ingeborg Bachmann (1926-1973) , excelente poeta austríaca, a cuya obra es, ineludible, relacionarla u otorgarle el calificativo de poesía de posguerra; sin que ello demerite o pueda ser un lastre, en toda obra donde exista poesía de altos calibres cualquier apelativo viene de sobra. Así, los tráfagos oscuros que rubrica la poesía de la Bachmann, son patentes desde sus primeros poemas hasta los escritos hacia los años últimos de su vida, cuyo fin trágico tiende peldaños descendentes hacia el agua que envolvió a Celan. La hora postergada y Exhortación a la Osa Mayor, son los poemas que otorgan título a dos de sus libros más importantes, Die gestundete Zeit (1953) y Anrufung des Großen Bären (1956). Las versiones en español, aún inmaduras, son mías.



Die gestundete Zeit *



Es kommen härtere Tage.
Die auf Widerruf gestundete Zeit
wird sichtbar am Horizont.
Bald mußt du den Schuh schnüren
und die Hünde zurück jagen.
Denn die Eingeweide der Fische
sind kalt geworden im Wind.
Ärmlich brennt das Licht der Lupinen.
Dein Blick spürt im Nebel.
Die auf Widerruf gestundete Zeit
wird sichtbar am Horizont.

Drüben versinkt dir die Geliebte im Sand.
er steigt um ihr wehendes Haar,
er fällt ihr ins Wort,
er befiehlt ihr zu schweigen,
er findet sie sterblich
und willig dem Abschied
nach jeder Umarmung.

Sieh dich nicht um.
Schnür deinen Schuh.
Jag die Hünde zurück.
Wirf die Fische ins Meer.
Lösch die Lupinen!

Es kommen härtere Tage.


La hora postergada

Se acercan días durísimos.
La hora postergada a nuevo aviso,
se torna visible en lontananza.
Pronto debes anudar tu bota
y llevar los sabuesos hacia el coto de marcha.
Pues las tripas de los peces
se han enfriado con el viento.
Altramuces arden con luz ínfima.
Se presiente tu mirada en la niebla:
la hora postergada a nuevo aviso,
se torna visible en lontananza.

Allende, los amantes se inundan en la arena,
él asciende por su pelo en oleaje,
él se inocula en su palabra
él la ordena mantener silencio
él la juzga mortal
deseosa de partir
tras cada nuevo abrazo.

No busques tu rastro.
Anuda tus botines.
Lleva a los sabuesos.
Avienta al mar los peces.
¡Apaga el altramuz!

Se acercan días durísimos.





Audio de "Die gestundete Zeit" en la voz de I.B., con imágenes de William Blake.




Anrufung des großen Bären


Großer Bär, komm herab, zottige Nacht,
Wolkenpelztier mit den alten Augen,
Sternenaugen,
durch das Dickicht brechen schimmernd
deine Pfoten mit den Krallen,
Sternenkrallen,
wachsam halten wir die Herden,
doch gebannt von dir, und mißtrauen
deinen müden Flanken und den scharfen
halbenblößten Zähnen,
alter Bär.

Ein Zapfen: eure Welt.
Ihr: die Schuppen dran.
Ich treib sie, roll sie
von den Tannen in Anfang
zu den Tannen am Ende,
schnaub sie an, prüf sie im Maul
und pack zu mit den Tatzen.

Fürchtet euch oder fürchtet euch nicht!
Zahlt in den Klingelbeutel und gebt
dem blinden Mann ein gutes Wort,
daß er den Bären an der Leine hält.
Und würzt die Lammer gut.

’s könnt sein, daß dieser Bär
sich losreißt, nicht mehr droht
und alle Zapfen jagt, die von den Tannen
gefallen sind, den großen, geflügelten,
die aus dem Paradiese stürtzten.


Exhortación a la Osa Mayor


Desciende, Osa mayor, hirsuta noche,
con fina piel de nube y tus antiguos ojos,
ojos de astro,
tus patas brillantes irrumpen la maleza
con las garras,
garras de astro,
en vigilia sostenemos los rebaños,
por ti empero cautivados, con recelo
de tus flancos que declinan, de los
dientes agudos apenas exhibidos,
Osa vieja.

Una piña: el mundo suyo.
Ustedes: sus escamas.
Las empujo, hago que rueden
de los pinos primeros
a los pinos del fondo,
olisqueo, las pruebo en el hocico
y me dispongo a zamparlas.

¡Temen ustedes o no temen!
compensen al mendigo, al invidente
alivien con palabra buena,
para que así él mantenga a la osa bajo rienda.
Y otorguen buen sazón a los corderos.

Sería posible que la Osa
se desprenda, ya no retumbe su amenaza,
ni devore toda piña, de aquellas
que cayeron de los pinos, los enormes, los alados,
aquellos que fueron del Paraíso expulsados.




El audio de "Anrufung des großen Bären" en voz de la autora, con imágenes de Kandinsky.




* Los poemas están tomados de Bachmann, Ingeborg, Sämtliche Gedichte, Piper Verlag, 2008, München