miércoles, febrero 26, 2014

En la estación de misiles: Cuatro poemas de Tom Schulz

Cuatro poemas de Tom Schulz, que aparecieron originalmente en la revista Transtierros:





De mañana, con el plátano denominación de origen


tracé una cruz solar
en un sector afótico,
no importa si era día, si noche

se dice que el frente es el atrás,
acércate a la baranda,
mira en el cristal al animal

sin espalda, mira al padre
a la sombra de los tilos canosos
guíame con los ojos vendados

a la cadena de explotación, –
si existiera la palabra bajotrote
yo me treparía en el manzano

¿sabes de un lugar
con cinco letras?
toma asiento, bebe un poco de té blanco,

crece en el pretil de la ventana
la humildad como el catnip


para Björn Kuhligk


Bobrowski en Friedrichshagen, Berlín


Nieve de verano
quien ver puede, puede ver
las umbelas en florecimiento pleno

junto al lago maduran los juncos floridos
quien ver puede, puede ver
intuido el final del paseo

los chopos se inclinan
hacia la leche & la sangre
en el tazón de un mendigo

vendría muy bien una charla
sobre el granito de Silesia
bajo el saúco de Hölderlin

ahondarse en el silencio
de las ramas, en la hierba
evidente

aquí era el Este un sobrevuelo
en cenizas, acaecer proveer
perpetrado el olvido

quien puede escuchar, sentiría
el sendero a la máquina de renacimientos
cruje así el molino de oraciones

cruje así la hierba; cantamos
la sangre, el agua del río Niemen
la leche de un platón para gato

mil veces he torcido
hasta su corazón el verano &
él cantó para mí

y para el par de urracas en la cima
de los álamos, lo he murmurado
Johannes


Bobrowski  in Friedrichshagen[i]


Sommerschnee
wer sehen kann, kann sehen
die Dolden in ihrem Blütenstand

am See die Schwanenblume wuchs
wer sehen kann, kann sehen
das gefühlte Ende der Allee

die Pappeln neigen sich
zu Milch & Blut
in einer Bettlerschale

über schlesischem Granit
ein Gespräch wäre gut
unter Hölderlins Holunder

Stille von Zweigen sich
zu vertiefen in selbst
verständliches Gras

hier war der Osten ein Anflug
in Asche, geschehen versehen
begangen vergessen

wer hören kann, würde fühlen
den Weg an die Wiedergeburtsmaschine
wie sehr die Gebetsmühle knirschte

knirschte das Gras; wir sangen
das Blut, von der Memel das Wasser
von einem Katzenteller die Milch

tausendmal hab ich den Sommer
zum Herzen gedreht &
er sang zu mir

dem Elsternpaar auf dem Wipfel
der Birken, hab ich´s geflüstert
Johannes


*****


En la estación de misiles[ii]


detrás de los cercados del otoño
pasó hace tiempo la devaluación
de la patata, llegaste muy hondo

al paso arbóreo de la barrera móvil
en el cuenco tibetano se hincha
el arroz vocal, concreto

monolito de Hombroich; ya corre
el film feudal de los meses
fríos, revuelta espe-

sura, en las abreviaturas
se cuaja la lengua del sueño,
hielo producido en un estado

entre dormir y estar despierto
colocaste los ojos en la unión machihembra
de las barracas, tu bello resplandor

iluminaba las horas hundidas
del fin del día, de escasa sensación,
que trazaban escarcha en las ramas, letreros

en cotos cercanos tirotearon a los patos
en los cromos se juntaban las caídas
de la luz, del paisaje,

lunas reunidas con restricción de movimiento
colgaban en conferencias, rojo total,
ráfagas lo sacudían.



Auf der Raketenstation


hinter den Herbsthecken war
die Abwertung der Erdäpfel längst
geschehen, du gingst sehr tief

im Schritt des Schlagbaums
in den Klangschalen quoll
der Stimmreis, monolithischer

Beton auf Hombroich; längst
lief der Fronfilm einer kalten
Jahreszeit, gefleddertes Blatt

Werk, in den Abbreviaturen
gerann die Sprache des Traums
entstehendes Eis in einem Zustand

zwischen Wachen & Schlaf
legtest du die Augen auf Nut & Feder
der Baracken; dein schöner Schein

erhellte die in Dämmer getauchten
Stunden spärlicher Erfindungen
die Reif bildeten auf Zweigen, Schildern

auf nahen Weiden schoss man Enten
zu den Bildern gesellten sich Ausfälle
des Lichts, der Landschaft

sämtliche Monde mit Mobilitätseinschränkung
hingen in Konferenzen, sämtliche Rot
Phasen durchzitterten es




 ***** 


Capriccio del pobre ciervo


lo muy vivaz, lo vuelto
a sí mismo, encuentra su Sibila
en la reja del internamiento, vamos

ladremos las manzanas al árbol
nuevamente, belladonas
de la sacristía para la Concepción

en el plumaje invernal de Valentino
no ahuyento a los estorninos,
lo más tierno, más arácnido

los hilos que manejan las medusas noctilucas
¿sí nos entregamos al velcro vegetal?
en lo que tres amigos amistaban

con sí mismos, cría de cuervos & sobrinas,
en el Bella durmiente Stradivarius
ella tocaba la pieza del césped 

movedizo, en la piedra artificial
brillaba el derrame, aceite
de un arcoiris, idilio

de Sigfrido y mira, ya viajamos
por la vía de la Asención, en la vía tradicional,
¿qué sigue tras el mundo?

el parte de la pérdida, la dulce
leche de lata,  ¿escuchas que se pierden los cascos
interiores, la reina
                                    de los cascos?
                                    ¡no, no escucho!

favor de enviar los ángeles al 31000




Caprice vom armen Hirten


das sehr Lebhafte, das in sich
Gekehrte, es findet seinen Sybillentyp
am Einweisungszaun, komm

wir bellen die Äpfel in den Baum
zurück, die Tollkirschen
aus der Sakristei zur Empfängnis

im Schlichtkleid von Valentino
verachte mir nicht die Stare
das Zarteste, Spinnenbeinige

die von Feuerquallen gezogenen Fäden
gaben wir uns den Kletten hin?
waren drei deiner Freunde befreundet

mit sich, ihren Nichten & Nattern
auf der Dornröschen-Stradivari
spielte sie das ausgelaufene Öl
eines Regenbogens, Siegfried

Idyll, sieh wir fahren durch die innere
Auffahrtstelle mit angezogener Hand
was kommt nach der Welt?

die Verlustanzeige, die süße
Dosenmilch, hörst du die Topfschläger
innen, die Flaschenköniginnen

                                    verklingen?
                                    nee hör ich nich!

bitte senden Sie Engel an die 31000



[i] El poema se refiere al poeta Johannes Bobrowski (Tilsit,1917- Berlín,1965).
[ii] La estación de misiles Hombroich de la OTAN, ubicada en las cercanías de la ciudad de Neuss, en Renania del Norte, es ahora un museo a cargo de la fundación Insel Hombroich.

viernes, febrero 21, 2014

Poemas de Estereozen, de Juan José Rodríguez

Tres poemas de Juan José Rodríguez, aka Juan José Rodinás:



[koan haendel: música acuática II]

La aguja de plata
traspasa el cráneo de una niña dorada.
Son los cirujanos violentos en el jardín de una casa distante.
The Fish, pero cómo decirlo: este error, le poisson:
pensar que un pez grabado sobre el ojo izquierdo de una niña sangrante
es una habitación vacía
hasta extinguirse en un cuadrado negro [◼: aquí]. La noche es
un "de pronto": un cardumen, una serie de ojos peces:
una serie de peces probables, posibles, pero ojos: una visión
o una serie de peces en un punto blue donde los peces
se miran a sí mismos. Piénsalo conmigo:
tu ojo de ciborg no distingue, no, no puede,
bella medusa de máquina medusa,
de pez de máquina de pez caballo de niña ovípara de huevos ciborgs
sobre un jardín rosado:
traga, come avellanas de un árbol robot que aprende
una palabra de blancos de nieve en un rectángulo y es la isla vacía
donde enciende mi casa una noche,
él, adentro de las habitaciones, desaparecidos, adentro de los desaparecidos
y tú te enciendes con un fósforo —es tu cabeza de fuego negro—
hasta que los peces de la muerte empiezan
a nadar entre los peces de la muerte y empiezan
a estremecerse y se estremecen solos en una melodía de animales:
el arranque de un motor de los mil motores
en el violín
sin su extraño —pero extraño—
final.


[soft koan la decimalia]

0.1

0.000008

el poema debe progresar hasta ser una cosa blanca: baba blanca de mono como el sueño de una oruga, un bólido de nieve atrapado bajo la corteza cerebral de un demonio proleta. Por eso eres frío, y las chicas dicen "ese niño gris aprendió a leer números como a ver ojos y a sumar y a sumar y a restar y a sumar". Yo, juanjosérodríguezsantamaría, dije que debiste soñar una piel de cabra, una piel dormida entre las espadañas del páramo, pero ¿quién consultaría ese oráculo?

0.1017

(estos números que estan arriba no me gustan, son una cifra comunista, había comunistas entre nuestros padres y debieron ocultarse porque llevaban esos números, porque son números que tienden puentes, esos números me encantan, sobre todo porque tengo padres que se llaman juan josé rodríguez santamaría, mi padre y mi padre y mi madre, y beben té de números, escuchando el pensamiento de spinoza en un haikú exacto)

ese haikú no existe.

spinoza recitando polígonos en un bar de última. el público paga 0.34 centavos de silencio en un ángulo de mariposas concepto.

hay dos padres para cada cosa. hay dos palabras para cada cosa. lo demás es baruch, el jew.

(risas de fondo, se reía diciendo estupideces). spinoza reprueba con el dedo índice.

"Ningún cuerpo puede desplazarse por un espacio que no esté lleno de cuerpos". spinoza.

dos ciclistas, Jules et Jim, Quishpe y Yugcha), fatigados por las palabras: ellos son, ellos saben lamer líneas rectas. Dos ciclistas parten al mismo tiempo de dos puntos, A y B, distantes 20 kilómetros: uno , de A, con dirección a B, y otro de B, con dirección a A.

el primero recorrió 8 kilómetros más por hora que el segundo, y el número de horas que tardaron en encontrarse está representado por la mitad del número de kilómetros que el segundo recorrió en una hora. ¿Cuál es la distancia recorrida por cada ciclista en el momento de encontrarse?
¿Cuál es la velocidad de los mirlos enanos negros, de las hadas obesas que roen como cuyes la acacia junto a la choza de la partera ciega si se calcula la distancia que separa el sueño con volúmenes de agua que se desprenden en/de la cabeza de cada ciclista en la mañana antes de emprender el viaje?

densooo.

si tú contestas que la distancia recorrida por cada ciclista son las nubes, eres una nena cursi, rosada (de hecho, te voy a hacer la fiesta) pero aciertas, y eres de los pocos que valen más que una estrella de grasa: y, of course, si aciertas hay dos premios para ti: el uno es un paseo a campo traviesa por un pasillo de secoyas gigantes (eres un hijodeputa por pasearte en un cementerio futuro) y el segundo no existe y es una línea de Baruch de Spinoza que contesta mejor cualquier koan o ecuación de la mente que el viento...


[josé angel valente, sobre el ciberespacio futuro]

Escribo desde el ascenso
de la mariposa al cerebro de la lengua,
espesor de animales
que de pronto se llena de huesos y cadáveres.

Escribo sobre el espacio,
cuarta dimensión del tiempo donde un pájaro ciego
/ determina el orden matemático de nuestros huesos,
de transmitir sólo en nombre de la madre,
de los hijos bastardos del hijo bastardo de la madre,
de su ausencia de rastro en el cielo, de su cielo sin rastros,
al menos una huella del odio que tuve a tantos
en la mañana que bebía té,
se incendiaban todas las casas del mundo y todos los seres del mundo
excepto un árbol de bonsái en el centro de mi mano
cuyas raíces rasgaban los músculos como cuchillas.

Escribo del espacio futuro.

Con lenguaje simple escribo,
pues no hay ninguna puerta
para lo que no tenemos que decir.
Escribo sin dios, pero hablo de un dios pequeño,
sobre un dios inexistente para todos los que saben demasiado,
sobre un dios muerto
que de ciudad en ciudad llevará mis huesos abolidos.

Escribo sobre el mar,
contaminado hasta sus orillas extremas
recuerdos de un mundo muerto
o nostalgias de un planeta verde que ya nunca existe.

Escribo sobre el eje de mi cuerpo,
sobre sus células ciegas,
sobre su destrucción, provocada sobre todo por mí mismo,
escarabajo grunge del odio.

Escribo sobre las ruinas de mis mentes,
con palabras muertas,
atadas a la cabeza de varios colibríes:
casi no he nacido en esos ojos.
Escribo desde el láser de la noche
que corta los tejidos en rebanadas de cielo negro,
que separa la carne de la mente,
que separa el cerebro del sueño donde un demonio viejo
se arranca los brazos y los dientes,
para sentirse vivo entre sillas que sangran
frente a un muro blanco, blanquísimo.

Escribo desde la muerte,
desde su silencio,
desde sus maletas con dólares,
desde sus negocios infinitos donde siempre alguien pierde,
desde los mandriles acorralados con escopetas,
desde los revólveres accionados sólo en la mente,
desde el vacío, desde mi rostro de huesos,
desde la mano que no tengo para acariciar alguien que no vuelve,
desde el pulgar de un niño ciego,
desde la amazonia destruida,
desde aquí,
este espacio futuro.

Pero también escribo desde un sol travesti,
desde su alegría,
desde su ángulo incierto,
desde un pájaro drag volando al centro de mis huesos,
desde una multitud que se rasga los ojos
para sentir la última visión redonda de su vida.

Escribo desde mis huesos,
sucios para siempre,
sucios también desde una memoria con animales de polvo
que mugían al amanecer esperando nuestra desgracia.
Escribo desde mi propio cráneo
midiendo su tamaño exacto
para saber cuántas respiraciones harán falta
para que allí el aire pase lento y tranquilo.

Escribo desde un lugar que está hacia atrás
donde cada cosa se ordena
según la certeza de los horóscopos sobre la física
de un universo ciego.

Escribo del ciberespacio futuro.

*

Cuando escribían este poema los niños se habían convertido en esqueletos para despistar a la muerte. en sus orejas introdujeron mandrágoras que chillen hasta matarlos muy lejos de la nada y poder regresar intactos. En el vacío elaboraban tejidos a mano con hilos extraídos de la espalda o lomo de las mariposas de color azul cobalto.

Tomados de:

Rodríguez S., Juan José, Estereozen, Tribal, Perú, 2012.




lunes, febrero 17, 2014

Cuatro poemas de Adam Zagajewski

POETAS FOTOGRAFIADOS

Poetas fotografiados
pero nunca
cuando ven realmente,
poetas fotografiados,
estantes con libros como fondo,
pero nunca en la oscuridad,
nunca en silencio,
en la noche, en la incertidumbre,
cuando vacilan,
cuando la felicidad, como el fósforo,
cubre la cerilla.
Poetas sonrientes,
tranquilos, cultos.
Poetas fotografiados
cuando no son poetas.
Si supiéramos 
qué es la música.
Si lo entendiéramos.




SI FUERA TOMAŽ ŠALAMUN

Si fuera Tomaž Šalamun,
tal vez estaría siempre contento.
Bailaría por la noche largo tiempo en el Mały Rynek
al compás de una melodía que nadie sabría reconocer.
Interpretaría la Quinta de Mahler al acordeón, con alegría.

Pero qué le voy a hacer, soy un introvertido
que devuelve demasiado tarde los libros a la biblioteca
y a veces envidia a los protagonistas de la vida:
socorristas bronceados de las playas en agosto.
Hablaría mucho tiempo de esto.

Una cosa es segura: no soy Tomaž Šalamun.
A Tomaž se le concedió el don de dos imaginaciones:
la eslovena y la mexicana, y con ellas hace malabarismos
a una velocidad asombrosa,

pero no soy un eterno estudiante de estenografía
que intenta entender cómo la muerte entra en casa
y cómo sale de ella, vuelve de nuevo,
y cómo la vence una chica llena de pecas
que recita a Dante de memoria,

y también busco la llama del entusiasmo
en cualquier sitio, incluso en un cine barato,
en el tren y en casi cada cafetería
(pero esto más que separarnos, nos une).

Si fuera Tomaž Šalamun,
haría locuras sobre una bicicleta invisible, 
como una metáfora liberada de la jaula del poema,
insegura de su libertad,
pero contenta del movimiento, del viento y del sol.

(recuerdo cómo alguien nos gritó
quizá en Münster: «¡Ánimo, poetas
eslavos, sólo el tiempo os vencerá!»,
y tú hiciste una mueca como si quisieras decir,
a ver, tranquilo, tal vez ya sea demasiado tarde).



NUBE


Los poetas construyen una casa para nosotros, pero ellos
mismos no pueden vivir en ella
(Norwid en un asilo, Hölderlin en una torre).

Al alba hay niebla sobre el bosque, 
un viaje, la ronca llamada del gallo,
hospitales cerrados, confusas señales.

Al mediodía nos sentamos en un café de la plaza,
observamos el azul del cielo
y la pantalla azul del portátil;

un avión escribe un manifiesto de aviadores
con una letra blanca, clar,
perfectamente legible para los présbitas.

El azul es el color que de buen grado
promete grandes acontecimientos,
y después ya sólo espera, espera.

Se acerca una nube plomiza,
las palomas aterradas alzan el vuelo
torpemente en el aire.

En oscuras calles y plazas
se congregan la tormenta y el granizo,
y no obstante la luz no muere.

Los poetas, invisibles como los mineros,
escondidos en las excavaciones,
construyen una casa para nosotros:

levantan altas habitaciones
con ventanas venecianas,
fantásticos palacios,

pero ellos mismos no pueden
vivir en ellas:

Norwid en un asilo, Hölderlin en la torre;
un piloto solitario de avión de reacción
tararea una canción de cuna: «Despiértate, Tierra».



CARROS


Unos carros llenos de heno
abandonaron la ciudad
en el silencio más profundo.

Cautas miradas tras las cortinas.

Una mañana vacía como una sala de espera.

El crujido de las hojas en el archivo;
los hombres calculan pérdidas.

Pero este mundo.
Las maletas ya están listas.
Canta para él, oriol,
baila para él, joven zorro,
detenle.


* * *

Poemas tomados de: 
Zagajewski, Adam, Mano invisible, trad. de Xavier Farré, 2012, Acantilado, Barcelona 2012.





miércoles, febrero 12, 2014

Bobrowski en Friedrichshagen

Aquí los cuatro poemas de Johannes Bobrowski* que aparecen en La Colmena. La nota y las versiones son mías.



En el torrente


Cauce abajo con las balsas
en el gris luminoso de la extraña
ribera, en un
brillo que desanda, en el gris
de superficies oblicuas, la luz
nos tirotea desde el espejo.

Reposa la cabeza del Bautista
sobre la sien derruida,
en el pelo recortado
una mano clavada con azules,
rotas uñas.

Cuando te amaba, tu corazón
intranquilo, las viandas en el fuego
latente, la boca se abría,
abierto, el torrente
era una lluvia y volaba
con las garzas, las hojas en picada
y colmaban su lecho.

Nos postramos sobre peces
ateridos; vestido con escamas
cruzó el canto del grillo
por la arena, desde el humus
de la ribera, habíamos llegado
para caer en el sueño; Nadie
cerca el refugio, Nadie
apaga el espejo, Nadie
nos despierta
a nuestro tiempo.


Im Strom


Mit dem Flößen hinab
im helleren Grau des Fremden
Ufers, einem
Glanz, der zurücktritt, dem Grau
schräger Flächen, aus Spiegeln
beschoß uns das Licht.

Es lag des Täufers Haupt
auf der zerrissenen Schläfe,
in das verschnittene Haar
eine Hand mit bläulichen, losen
Nägeln gekrallt.

Als ich dich liebte, unruhig
dein Herz, die Speise auf schlagendem
Feuer, der Mund, der sich öffnete,
offen, der Strom
war ein Regen und flog
mit den Reihern, Blätter
fielen und fühlten sein Bett.

Wir beugten uns über estarrte
Fische, mit Schuppen bekleidet
trat der Grille Gesang
über den Sand, aus den Lauben
des Ufers, wir waren gekommen
einzuschlafen, Niemand
umschritt das Lager, Niemand
löschte die Spiegel, Niemand
wird uns wecken
zu unserer Zeit.

| | | | | | | 

El pájaro, blanco


El pájaro, blanco,
llevado sobre su muerte
por un espasmo del aire,
con pálidas plumas
permanece velado
sobre una colina, un
abedul, sobre su propia
sombra. La sombra
sube del agua
y cubre la arena.

Viene
una iglesia con féretros
bajo el alero,
con piedras blancas y granas
junto a los pies. Conversan
las voces en la espesura,
los labios de humo

de plumas,
de alas blancas,
de un pájaro sin ojos.

| | | | | | | 

Der Vogel, weiß


Der Vogel, weiß,
den eine Regung der Luft
hinaustrug über seinen Tod,
der mit fahlen Federn
steht unbeglänzt
über dem Hugel, einer
Birke, über dem eigenen
Schatten. Der Schatten ging
vom Wasser hinauf
auf den Sand.

Es kommt
eine Kirche mit Särgen
unter dem Dach,
mit roten und weißen Steinen
an den Füßen. Es reden
im Laub der Stimmen,
die Münder aus Rauch

von Federn,
von weißen Flügeln,
von einem Vogel Augenlos.




Tomada de aquí

Idioma


El árbol
más grande que la noche
con el aliento de los lagos del valle
con el murmullo sobre
la calma

La piedra
bajo el pie
las venas radiantes
hace ya mucho en el polvo
para siempre

idioma
hecho polvo
con la boca extenuada
sobre el camino infinito
hacia el hogar del vecino


Sprache


Der Baum
grösser als die Nacht
mit dem Atem der Talseen
mit dem Geflüster über
der Stille

Die Steine
unter dem Fuß
die leuchtenden Adern
lange im Staub
für ewig

Sprache
abgehetzt
mit dem müden Mund
auf dem endlosen Weg
zum Hause des Nachbarn

| | | | | | | 

El agua


Tú hablas todavía,
agua, tú hablas,
llegas al arbusto con pequeños
pasos bajo el viento;
él busca los ríos bajo
la oscuridad y la barca,
adentro viaja la luna, en el heno,
lo escuchas decir:
aquí están los sauces,
aquí es la casa del búho.

Pero la luna otea hacia el fuego junto al Sinaí.
Pero el agua escucha las heladas de la Escitia.
Pero las miríadas de pájaros se alzan sobre los bosques.
Pero la nieve ante el cielo erige su alero.


Das Wasser


Du sprichst noch,
Wasser, du sprichst,
du kamst im Gesträuch mit den kleinen
Schritten unter dem Wind;
er suchte die Flüsse hinter
der Finsternis und das Boot,
darin der Mond fährt, im Heu,
du hörtest ihn sagen:
Hier sind die Weiden,
hier ist das Eulenhaus.

Aber der Mond blickt hinaus auf die Feuer am Sinai.
Aber das Wasser hört die Fröste von Skythien her.
Aber die Vogelschwärme heben sich über die Wälder.
Aber der Schnee vor dem Himmel errichtet sein Dach.





Johannes Bobrowski (1917-1965) es una de las cimas de la poesía de posguerra en lengua alemana. Nació en Tilsit (en la actualidad Sovetsk Kaliningrad Oblast), población ubicada en territorio ruso, donde por siglos convivieron distintas culturas e idiomas: alemanes, lituanos, rusos, polacos y judíos. En su juventud vivió en Rastenberg, Polonia; más adelante junto a su familia fue a Königsberg y luego se trasladó a Berlín, donde estudiaría Artes y contrajo matrimonio. Participó como soldado de comunicaciones en la Segunda Guerra Mundial y tras su desenlace fue prisionero en Rusia, de 1945 a 1949, lapso en el que llegó a trabajar en las minas de carbón. Tras su retorno a Friedrichshagen, en Berlín Oriental, se convirtió en editor para Altberliner, editorial especializada en literatura infantil. En 1961 apareció su primer libro de poesía, Sarmatische Zeit (Tiempo sármatico); en 1962 el segundo volumen Schattenland Ströme (Torrentes de Tierra Sombría), que lo condujo a obtener el Premio del Grupo 47 y el reconocimiento; en 1964 apareció su novela El molino de Levin, la cual le granjeó el Premio Heinrich Mann de la Academia Alemana de las Artes en Berlín. Muere en 1965 víctima de complicaciones gastrointestinales. Tras su muerte su estudio biblioteca fue conservado por su familia, y hasta hace poco todavía podía ser visitado.

Los poemas que aquí presentamos pertenecen a la colección póstuma Wetterzeichen (Signos del ambiente), aparecida en 1968; permiten al lector acercarse al denso universo simbólico de la escritura de Bobrowski. En apariencia poesía del paisaje y la naturaleza, la forma en la que se presentan el bosque, la lluvia, los torrentes poderosos de los ríos y las miríadas de pájaros, absorbe todo el conflicto de la culpa alemana y de la destrucción de un espacio multicultural, para el cual Bobrowski imprime el vocablo de Sarmacia, nombre que dieron los romanos a la zona limitada por los ríos Danubio y Volga. De ahí el nombre de un ciclo de poemas que Bobrowski llamó “Diván sarmático”. Al plasmar el hermoso y doliente paisaje devastado cíclicamente por la Historia, y convertirlo en aspiración de mejores tiempos al nombrarlo Sarmacia, Bobrowski hace un llamado a la reconciliación y a la concordia tras la inefable masacre de mediados de siglo; pero también recupera las debacles de los pueblos lituano, prusiano, polaco y todas las injusticias que el poder se esmeró en espetarles. Su poesía tiende un fuertísimo vínculo con la de Peter Huchel, y asimila en su caudal las influencias de Herder, Hölderlin —los primeros poemas de Bobrowski se reunieron bajo el nombre de «Odas»— y Georg Trakl. Así lo evoca Tom Schulz en su poema “Bobrowski en Friedrichshagen”: “aquí era el Este un vuelo de aproximación /a las cenizas, acaecido provisto /perpetrado en olvido //quien puede escuchar, percibiría / el sendero hacia la máquina de renaceres /
y cómo cruje el molino de oraciones”.

Fuentes:
(1) Los poemas se tomaron de Bobrowski, Johannes, Wetterzeichen, 2ª. edición, Berlin Union Verlag, Berlín Oriental,1968. Existe una versión en español, titulada Indicios atmosféricos, trad. de Alfonsina Janés, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid, 2001.

Para la nota se consultaron:
(2) Posfacio de Eberhard Haufe en: Bobrowski, Johannes, Gedichte, Reclam Leipzig, Leipzig,1990.
(3) Fokke, Joel, «Bobrowski: Eigentlich ein Vertriebener» aparecido el semanario digital Die Zeit, en: http://www.zeit.de/kultur/literatur/2010-01/johannes-bobrowski, consultado: 30 de mayo de 2013.
(4) Sitio de la Johannes Bobrowski Gesellschaft, en: http://www.johannes-bobrowski-gesellschaft.de/jb/index.html, consultado: 30 de mayo de 2013.
(5) Schulz, Tom «Bobrowski in Friedrichshagen» en Innere Musik, Berlin Verlag, Berlin, 2012. La traducción es mía.